jueves, 8 de enero de 2009




Suicidio moral o manipulación anímica. No se que es más difícil de tolerar. Vender mi cuerpo, y peor aún mi alma, a una mujer que sólo pretende de mí una dosis periódica de compañía; o trastocar de cierta forma el mundo de una adolescente a la que, según yo, le falta vivir tanto... Es lo mas cercano que he estado de un precipicio, y peor, porque queriendo saltar para olvidar a Emiliana, me sujeta un arnés llamado Ariel...Ariel tan dulce que me aterra hacerla mía, pero al mismo tiempo, tan bella que se me olvida que es apenas una niña, que es tan joven como mi hermana y a la vez tan sensual como la mujer que más deseo. ¿Y si me escapo? ¿Si lo único que tengo que hacer es tomar el autobús de las 3:00 pm?

Tal vez es como debe terminar esto, lejos de esta mierda existencial que me tiene al borde del desquicio, o ¿es que debo quedarme en esta ciudad, con este trabajo tan aburrido, y enfrentarme a lo que desde hace meses viene siendo mi vida y mi destino? No lo sé.Tal vez me estoy enamorando un poco de Ariel, pero me asusta sobremanera no estar listo para amarla, para enseñarle como es el amor, el bueno, no el pagado, no el que me da Emiliana...
¿Y Emiliana? ¿que hago con ella? El recuerdo de su cuerpo desnudo cabalgandome es tan recurrente como el sonido de estas gotas de lluvia vespertina...

Tanta confusión me abruma, y el teléfono repicando, y yo decidiendo si será Gálvez o mamá...si tan sólo pudiera discernir entre Emiliana o Ariel, el dinero o la vida, reglas o pasión...
Si tan solo pudiera... o quisiera.

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