lunes, 2 de febrero de 2009

Capitulo 2

Una de las cosas que quisiera recordar de mi infancia sería la comida. Realmente suena como algo estúpido puesto que cuando uno empieza a tener hambre no se tiene memoria. Pero a mi me gustaría saber de mis primeras comidas.

Aunque... ¿De verdad me gustaría tener una imagen mental del pecho de mi madre viniendo hacía mi boca? Eso sería un poco perturbador y torcido para mi edad. Parecería esto un ensayo incestuoso o algo así.

Si salto un poco en el tiempo y adelanto unos meses estaría en lo que he dado a bien llamar la "etapa de las papillas", de la cual no sé más que lo que me contó mi madre, quien amorosamente ponía todas las verduras que encontraba, en el vaso de la licuadora y las mezclaba con agua hasta que la pasta, que resultaba en una plasta grumosa y café, podía ser digerible. Eso puede visualizarse como algo igual de asqueroso que el incesto... quizá hasta más... bromeo, nada puede ser mas asqueroso que una papilla grumosa y café.

Mejor saltaré unos años y les narraré una historia de mis incipientes años de estudiante. Un día, de esos del jardín de niños. dijeron que había que llevar un tomate, el más grande que encontráramos. En la clase lo revisamos, y nos explicaron las diferentes fases que cubrían el crecimiento y el desarrollo de un tomate. Había una comparación algo truqueada de como era importante comer cosas nutritivas para crecer sano y llegar a ser grande. como el tomate en cuestión. Al final, nos dijeron que teníamos que comérnoslo. Pero yo no sabía que era comerse todo excepto el rabo del tomate. Así que por ignorante hice la comida mas nutritiva de mi vida.

Esto me lleva a una conclusión, siempre será importante tomar lo bueno y lo malo de la vida. Porque aún a pesar de tomar lo malo, se puede llegar a ser un gran tomate.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues será el sereno, manito, pero te dejo este regalazo sobre "la primera comida"
por la nueva sensación peruana xD


http://www.youtube.com/watch?v=PuwniZJ99vY